Se rascó la cabeza y miró el suelo. Tenía los pies en donde creía estar. Miró para ver. Miró para entender. Se volvió a rascar la cabeza. Su cuerpo podría ser que estaba ahí. Su ser también. Igual había algo que no era muy lo que es. No le cerraba. Miró para entender.
Miraba. Observaba. Experimentaba. Intentaba sacar alguna conclusión. Valerse de algún esquema que le permita ser ya que lo que es…
Los tonos que salían como ondas vibrando en el aire iban dibujando sonidos. Rock expresivo sensorial. Algo que iba camino a la búsqueda. Puede ser esto y puede ser esto otro. Es esto, es aquello y es lo otro. Ya que los planos convivían pese a interponerse coexistían como pistas que se mezclan y dan lugar a una canción.
Se puso la capucha. Se acomodó las mangas. Prendió y salió. Sus pasos marcaban un tiempo. Sus palpitaciones iban marcando otro tiempo. Su respiración iba recorriendo. Exhalaba e inhalaba. Mientras pensaba en si estaba o no. Otra vez él. Otra vez encontrarse con su estado. Era lo que es.
Abrió la alacena. Sacó un vaso. Fue hasta la canilla. La abrió. Cargó el vaso con agua. Tomó un trago. Respiró. Todo lo que fue seguía siendo de alguna manera. Todo lo que recordaba su memoria y lo que se activaba cuando le recordaban tal o cual situación. Disfrutaba del paso tiempo. De la no linealidad del tiempo. Saberse finito. Saber que esto hay que ir llevándolo. Aceptar es aprender a ser lo que se es se dijo y se pensó pretensioso.
De todas las vidas que había vivido se había llevado algo. El método de trabajo con el cual había ido construyendo sus días.
- Es eso, ¿será eso? Je. Qué se yo.
Las lenguas. Los cantos de canta lengua. Esa que emite las sonoridades que van comunicando. Esas que van vibrando. Esas que van cantando. Las escuchaba. Las miraba y las escuchaba. Las disfrutaba. Pitó. Miró el sol que daba en el patio. Recordó el sol dando en el asfalto. Al sol dando en la playa. En las montañas. En la calle de tierra. En la selva. Y también recordó al sol yéndose y a la luna llegando. Todas las lunas que había visto.
Cerró los ojos. Pitó otra calada y mientras exhalaba se dejaba llevar. Eso también es lo que era en ese mismo momento. En ese continuo de espacio tiempo. En ese devenir. La calle que había visto mutar tantas veces y como él había mutado con ella.